jueves, 7 de agosto de 2008

Caciques sin indios

(…mucho menos votos)

Lamentablemente la dinámica partidista de la segunda mitad de la era democrática venezolana que se inició con la caída de la anterior dictadura (la de Pérez Jiménez), fundamentada en la visión y acción de unos politiqueros para los que la política es sólo un negocio, una manera de acceder directamente a los abundantes recursos del estado petrolero, y al poder para imponer y someter a la creciente marginalidad de nuestro país, ha hecho que el venezolano, a mi entender, “genéticamente” dispuesto a militar políticamente, perdiese progresivamente esa disposición a la participación política, y haya cedido ante estos mercaderes, mediocres de espíritu, y acciones, pero hábiles manipuladores, que en su gran mayoría dirigen y han dirigido los partidos políticos de vieja o nueva data.

Gracias a esa “estirpe”, hoy tenemos por un lado a un “Líder Malo” que despilfarra nuestro presente y el futuro de las próximas generaciones, y por el otro ese “cenáculo de piratas”, incapaces de hacer política para las mayorías y propiciar una alternativa para salvar al país, que por el contrario, profundizan el sentimiento anti-política y anti-partidos, que socava las bases que sustentan institucionalmente una sociedad, un país.

Hoy, ante el reto que se hace cada vez mas grande por la ofensiva leguleya con la que el régimen del “Líder Malo” pretende imponernos su retrógrado y totalitario sistema, ya derrotado en las urnas el pasado 2 de diciembre, los “Caciques sin indios” que: ni desde una curul legislativa que les fue endosada, ni desde la trinchera de posibilidad de cambio político que representan Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, han podido sumar una simpatía, una esperanza; pretenden imponerse como “Candidatos Unitarios” (imagino que unitarios por el número de dígitos que tienen en la intención de voto), para unas cruciales elecciones regionales que van a decidir el destino político del país para por lo menos el próximo lustro.

Estos “autistas” que no piensan mas allá de su beneficio particular, para los que la gente son sólo un instrumento que manipular y una excusa para “martillar”, tienen que ser execrados por todos los portugueseños, empezando por los pocos dignos simpatizantes o militantes de sus partidos, quienes los conocen mejor que nadie. Tienen que ser obviados, omitidos, certificarles en su cara que no existen, refrendarles que no son nada para nadie.

El país, y nuestro estado en particular, tiene que aglutinarse en torno a quienes tienen la simpatía de las mayorías, alrededor de quienes en su trayectoria política han cumplido con un mínimo de honestidad, de gestión pública y/o privada, y de respeto por los ciudadanos. No es ni ha sido fácil el camino que quienes activan políticamente de manera partidista o independiente han recorrido para consolidar las candidaturas que representan la mejor opción para ganarle espacios políticos al régimen.

Hoy, una gran parte de los portugueseños reconocemos claramente quienes son los líderes a los que hay que seguir para que, sumando cada día mayores voluntades, lleguen a la gobernación y las alcaldías. Los “Caciques sin indios” tuvieron la oportunidad de ponerse en sintonía con la gente y quedarse con sus “partidillos”, dejándole las candidaturas a quienes tienen el respeto y apoyo de la gente para impedir que la mediocridad y la inescrupulosidad roja rojita sigan gobernando nuestro estado y sus municipios.